Cuestión de confianza I: La charla precompetición

Por Núria Rabassa | Valor Positiu + Esport

Después de un largo recorrido por los vestuarios de distintos equipos y Clubes Deportivos me he dado cuenta que hay una gran devoción por querer enseñar todo aquello que se sabe de una forma inmediata.

Empezando por las charlas precompetición nos adentraremos en una relación de 5 artículos -consecutivos entre sí- para generar una autocrítica en los entrenadores/as y dar a entender algunas claves para corregir ciertos aspectos que, mejoraran la confianza e indirectamente el rendimiento de nuestros deportistas.

En primer lugar, hay que analizar el qué, cuándo, cómo, dónde y por qué de las charlas que la gran mayoría de los entrenadores/as realiza antes de un partido.

La pregunta inicial sería: ¿es útil? Y, seguidamente, ¿debe hacerse? Ante estas dos cuestiones nos encontramos con tres tipos de entrenadores: (a) los que las hacen; (b) los que no las hacen; y (c) los que a veces las hacen y a veces no. Evidentemente, ante estos 3 casos, no hay duda que el tercero es el peor de ellos. O las haces siempre o no las haces nunca. ¿Por qué? La respuesta es sencilla, el deportista es una persona metódica, tiene sus rutinas y, sus costumbres. El deportista se prepara antes de ir a su competición y lo que hace mantener su atención y foco en aquello que debe, es la rutina precompetitiva. Si un día la cambias indirectamente estás cambiando los procesos cognitivos de éste. En su cabeza empiezan a aparecer un seguido de cuestiones (positivas y/o negativas) que no ayudan a su rendimiento. La concentración no es la misma; algo ha pasado. El/La entrenador/a ha cambiado la rutina y el deportista la entiende como esto significa algo y, en este momento, ya tienes al deportista focalizado en otro aspecto que, probablemente, no es el aspecto al que tú -como entrenador- desearías.

Por otro lado está el segundo tipo de entrenador. El que no las hace nunca. ¿Efectivo? Quizás. El problema está cuando a falta de 3 minutos de empezar el partido, éste decide reunir a sus atletas y empezar a bombardearles con tanta información que son incapaces de retener y, aún más, de atender. Pregúntate ¿cuánta información das en tres minutos? ¿Cuánta crees que el deportista retiene? Y, ¿cuánta información útil crees que es capaz de procesar en tres minutos (no lo olvidemos) que después será efectiva? La respuesta vuelve a ser sencilla, menos del 1%. Por lo tanto, si decides bombardear a tu deportista (hecho que no comparto) con mucha información, al menos, déjale tiempo a procesarla, entenderla, atenderla y gestionarla.

Este hecho nos acerca al tercer tipo de entrenador, el entrenador pro charla prepartido. Y aquí, está la cuestión: una charla adecuada ayuda al deportista a estar focalizado y concentrado. El problema está en ver/entender cuando una charla es adecuada o no lo es.

Hace un par de años tuve la ocasión de trabajar al lado de una gran entrenadora de baloncesto ante un equipo muy potente. Era el segundo año que las entrenaba. Jugadoras muy buenas tanto técnica como tácticamente. No obstante, no sabían gestionar su estado mental, hecho que hizo que la temporada anterior no consiguieran el objetivo, quedando a media tabla.

Aún me acuerdo el primer día que empecé a trabajar con ella. Realmente era muy buena entrenadora. Además, los entrenos iban increíblemente bien. Jugadoras inteligentes, muy por encima de sus rivales y, un grupo bastante bien avenido. ¿Dónde estaba el problema? Evidentemente, en la competición.

Siempre recordaré el primer partido que jugué a su lado. Era un amistoso en “casa”. Primero las jugadoras empezaron con tiro, luego entramos al vestuario a escuchar la charla prepartido y, acto seguido, iniciaron el calentamiento activo.

Me acuerdo que empezamos el tiro casi una hora antes del partido. En ese momento no entendí por qué tanto tiempo para el calentamiento, hasta que entramos al vestuario. Quince minutos de charla. ¡¡¡Quince!!! Las jugadoras no sabían cómo ponerse, dónde mirar. Sus caras eran un poema. Al principio, motivadas, atentas, escuchando todo lo que decía e intentando retener esa información, desgraciadamente, estas ganas, pasadas 7 minutos se fueron abajo. Ya no escuchaban ni entendían nada. Lo peor de todo no fue eso, lo peor de todo es que después de quince minutos llenando de información la cabeza de las deportistas, una vez acabado el calentamiento y, a tres minutos de empezar el partido, explica otra cosa más y distinta a la anterior. Una cosa que no tenía nada -absolutamente nada- que ver con toda aquella información que había comentado en la charla pre-partido. Y aquí, fue el súmmum de todo. Las jugadoras salieron a la pista sin saber qué hacer. Su confianza había disminuido hasta tal punto que cada vez que realizaban una acción miraban buscando conformidad de la entrenadora; eran incapaces de discriminar por sí mismas cuando hacían bien una acción y cuando no.

A partir de este partido me cuestioné cuánto realmente afectaba la comunicación en la confianza de las deportistas. Y, aquella temporada, empezamos a trabajar con la entrenadora este aspecto existente e importante en la competición (y muchos otros). Reducimos los quince minutos a 5-7 minutos de charla. Marcamos focos y aspectos clave cuyos eran recordados los 3 minutos antes de salir. De este modo, la mente de la deportista sabía a qué debía atender. Y generaba la confianza suficiente para que pudiese utilizar el recurso de manera consciente. Ese año ganamos la liga, fuimos a campeonatos y quedamos terceras de la provincia.

Después de analizar esta anécdota podemos observar que nuestro lenguaje produce un efecto u otro en nuestros deportistas. Para poder crear una reacción hay que escucharles y, para escucharles muchas veces solo se necesita observarles.

Mi opinión personal, después de mi experiencia y mi formación, es que una charla precompetición es necesaria. Ayuda a focalizar aquello que los entrenadores saben que se necesita para sacar un buen resultado. La clave es cuando hacerla, cómo hacerla y en qué tiempo hacerla.

Mis consejos para una charla adecuada antes de una competición son:

  • Define 3 cosas clave para el partido (técnico-tácticas).
  • Da énfasis a uno o dos aspectos antes de empezar el partido.
  • Busca dos o tres palabras clave referentes a la actuación cognitiva para “golpear” (positivamente) su motivación.
  • Realiza una charla de 5 a 7 minutos.
  • Dales confianza mediante el vocabulario a todo aquello que hacen.

De este modo, ten muy claro qué quieres decir en esa charla y focaliza el máximo que puedas. Da confianza y permíteles fallar. Que tu charla sea clara, corta y concisa.

1 comentari a “Cuestión de confianza I: La charla precompetición”

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